La Catedral de Cristo Salvador es el templo ortodoxo más grande del mundo. Su ubicación cerca del Kremlin no es accidental: la catedral fue construida por orden del zar Alejandro I para agradecer a la Providencia por salvar a Rusia después de la infructuosa invasión de Napoleón Bonaparte en 1812. Se puede acceder al templo a través del Puente Patriarshy que se construyó en 2004 y está bellamente iluminado por la noche.