El Muro de Constantinopla es una construcción arquitectónica única de importancia defensiva. Su construcción comenzó ya en los tiempos de la antigua Grecia, cuando Bizancio fue fundada por colonos griegos. Las fortificaciones fueron ampliadas por los sucesivos gobernantes de la ciudad durante la época del Imperio Romano y, posteriormente, del Imperio Bizantino. Después de la conquista de Constantinopla por los turcos otomanos, continuaron el desarrollo de las murallas. La construcción de las murallas duró desde la antigüedad hasta el siglo XV. Su constante ampliación y fortalecimiento dio sus frutos en la forma del sistema de murallas defensivas más sofisticado del mundo. Los muros sobrevivieron hasta el siglo XIX, cuando la ciudad se expandió y comenzó a desarrollarse fuera de los muros, que se utilizaron como fuente de material de construcción. Sin embargo, desde 1989 los conservacionistas han estado trabajando para preservar los restos de las paredes.
