El amanecer solía ser un momento especial de un día para todas las culturas del mundo, independientemente de la latitud y la época histórica. Se consideró único no solo por razones prácticas, ya que es el comienzo del día y la hora en que deberían comenzar las actividades diarias, sino principalmente se percibió como un momento mágico. Era un punto fronterizo entre la noche y el día y por esa razón era un gran momento para realizar actos de magia, p. tratamientos médicos o protectores. Hoy en día, la magia del amanecer solo puede asociarse con el paisaje romántico, pero vale la pena recordar que solía ser el momento en que los demonios perdían sus poderes.