Los cachorros que acaban de nacer necesitan una supervisión constante y un cuidado cuidadoso por parte del propietario. Los perros recién nacidos no pueden ver ni oír, pero sienten el calor de la madre y se juntan a su alrededor, dedicando la mayor parte de los primeros días de su vida al sueño. Con el tiempo, comienzan a gatear y a reaccionar a más y más estímulos del entorno, luego juegan, corren y aprenden cosas nuevas. Sin embargo, a pesar de esto, los cachorros necesitarán siestas regulares durante una docena de meses para recuperar rápidamente la energía perdida. El sueño es fundamental para que un perro joven se desarrolle correctamente y recuerde toda la información adquirida durante las horas de aprendizaje sobre el mundo.
