Los prados ubicados en las laderas de los Alpes se han utilizado como pastos desde los tiempos más antiguos. El pasto de varios animales - vacas, ovejas y cabras - fue en el pasado extremadamente significativo para los habitantes de los pueblos alpinos, hoy es un elemento de una tradición local, mantenida en gran medida gracias al apoyo financiero de la Unión Europea.