Los malvaviscos dulces son un producto de confitería popular, especialmente en los países anglosajones, que se puede consumir tanto frío como calentado. Los malvaviscos tienen varios colores, pero sabores dulces muy similares. Son delicados y esponjosos. A menudo se asan sobre una hoguera, a veces también en una barbacoa. Este "tratamiento térmico" suaviza la dulzura de los malvaviscos, dándoles al mismo tiempo un sabor a caramelo específico.