Hace doscientos años, el color de la ropa hablaba mucho sobre el estatus social y económico de la persona que la usaba. Los colores extravagantes estaban reservados para las capas más ricas de la sociedad, ya que la obtención de tintes apropiados requería el uso de ingredientes costosos y técnicas de teñido complicadas, lo que aumentaba significativamente el costo de las telas de colores. No fue hasta finales del siglo XIX que los tintes sintéticos comenzaron a aparecer en el mercado, baratos en producción y disponibles para todos. Hoy en día la producción de hilos en cualquier color no es el menor problema, es más, no afecta significativamente el costo de producción del hilo.