La tradición que asocia los conejos o liebres con la Pascua tiene varios siglos de antigüedad. Estos mamíferos son considerados como símbolos de fertilidad y nueva vida que nace al comienzo de la primavera. Los conejos también están asociados con la energía y la actividad. Por estos motivos este pequeño roedor se ha ido convirtiendo poco a poco en compañero de una canasta llena de huevos de Pascua, que simbolizan también la vida y vitalidad. Hoy en día, la imagen de este animal está respaldada por el proceso de comercialización de las fiestas religiosas: un conejo o una liebre que se exhibe de manera adecuada es atractivo especialmente para los niños, especialmente si lo asocian con un regalo de Pascua.