Iruya es un pequeño pueblo situado en el noroeste de Argentina. La ciudad fue fundada a mediados del siglo XVIII, sin embargo, el pueblo indio había existido allí cien años antes. La tradición indígena se conservó en el nombre del pueblo, que deriva del idioma quechua y significa "abundancia de paja". Iruya se encuentra en la meseta del Altiplano a una altura de casi 3000 metros sobre el nivel del mar, lejos de las grandes carreteras. Sin embargo, los paisajes y la actitud amistosa de la gente local hacen que la ciudad sea atractiva para los turistas que admiran de buen grado las vistas montañosas y la ciudad en sí, cuyos edificios se fusionan un poco con la montaña.