La historia de Estrasburgo se remonta a la antigüedad cuando los romanos establecieron un bastión en este lugar, estaba destinado a proteger un importante cruce de grandes rutas comerciales que existen aquí. Los romanos lo llamaron Strateburgum, es decir, "atalaya en el camino". Este nombre ha sobrevivido hasta nuestros días en forma abreviada. A lo largo de los siglos, Estrasburgo cambió de manos entre alemanes y franceses, lo que se refleja en la cultura de esta ciudad. Por un lado podemos encontrar aquí edificios con entramado de madera típicos de Alemania, por otro lado hay casas de piedra arenisca roja construidas por los franceses. Sin embargo, todos estos edificios crean un conjunto coherente y extremadamente encantador. La cocina local, que combina los sabores francés y alemán, es una de las mejores del mundo: los dos restaurantes locales estaban en una lista de Michelin.
