La costumbre de regalar flores se remonta a tiempos muy lejanos. En el pasado no se tenía en cuenta su belleza, sino que las propiedades curativas e incluso mágicas eran las más importantes. En la Edad Media, se daban como expresión de sentimientos que no se decían abiertamente. Actualmente, regalar arreglos florales también está asociado con una intención especial. Pueden simbolizar nuestro amor, gratitud, admiración o devoción y respeto. Los ramos sencillos y asequibles se pueden comprar no solo en la floristería, sino también en el mercado al aire libre o en un supermercado, especialmente durante el Día de San Valentín, el Día de la Madre o el Día de la Mujer. Los más sofisticados deben solicitarse en un estudio florístico verificado.