Los tornillos típicos abren una superficie de plástico que llena un todo en el que se ha colocado un tornillo. De esta forma garantizan una fijación estable sobre la que se pueden colgar determinados elementos (armarios, cuadros, etc.). También se conocen tornillos especiales que se utilizan para unir dos elementos de forma firme y estable. Hay muchos tipos de tornillos: se utilizan para madera, hormigón, plásticos o placas de metal. Los últimos se utilizan habitualmente para unir elementos poco pesados con placas metálicas (por ejemplo, fijación de tapizados a la carrocería de un automóvil o al equipamiento interior en la industria del motor).