Los puestos con gelatinas de diversos sabores y formas son un elemento inseparable de ferias, festividades, en ocasiones incluso de indulgencias u otras celebraciones eclesiásticas. Los envases de plástico con dulces de colores vendidos por peso también se pueden encontrar en parques de atracciones, paseos en balnearios, así como en hipermercados y mercados. Aunque las delicias bien exhibidas con su apariencia y olor son una verdadera tentación para las familias con niños, uno debe tener cuidado al probar estos dulces. Las gelatinas almacenadas durante muchas horas sin cubrirse, en condiciones climáticas cambiantes, pueden dañar nuestra salud y, en el mejor de los casos, resultar simplemente duras y rancias.
