Las decoraciones marroquíes hechas de pequeños fragmentos cubiertos con esmalte o azulejos pintados en diferentes colores se llaman Zellige. Los mosaicos se colocan sobre un material de construcción a base de yeso, generalmente creando patrones geométricos intrincados, llamativos con una variedad de colores intensos. Tales decoraciones se hicieron populares en Marruecos principalmente gracias al Islam, que prohibió la creación de imágenes que representaran a Dios, e incluso a personas, animales u ciertos objetos. Hoy en día, los mosaicos decoran no solo cercas, fachadas o interiores de mezquitas, sino también escaleras, bancos, piscinas de jardín y objetos cotidianos. Estos últimos suelen ser comprados por turistas que llegan a Marruecos como un atractivo recuerdo de unas vacaciones exóticas.