El bosque, especialmente en verano y otoño, es un gran lugar para pasear. El entorno de los árboles, el aire fresco y el sonido de las hojas afectan a las personas de manera calmante y relajante. Todos los estímulos que nos llegan mientras deambulamos por el bosque relajan los sentidos, desde el olor de las plantas, pasando por los sonidos de la naturaleza, hasta el verde relajante de los alrededores. Tenemos suerte si podemos encontrar un arroyo en el bosque, cuyo sonido calmará aún más nuestros nervios y nos permitirá refrescarnos. El murmullo del agua cristalina entre las piedras siempre se ha asociado con vitalidad, energía y bienestar emocional.