Antiguamente, tener una magnífica colección de libros se consideraba prestigioso y el propietario podía darle glamour a su propiedad. A menudo sucede que en las bibliotecas domésticas privadas hay algunas rarezas: volúmenes invaluables transmitidos de generación en generación, los primeros números de las obras maestras de la literatura mundial o copias raras de la serie de edición baja. Actualmente, los libros en papel son reemplazados cada vez más por audiolibros y libros electrónicos, mientras que los grabados antiguos se digitalizan. Algunos bibliófilos deciden donar sus colecciones a bibliotecas o museos.