En 1974, tres campesinos chinos descubrieron un hallazgo sorprendente que cambió para siempre nuestra forma de pensar sobre la antigua China. Un ejército de 8.000 figuras de soldados de terracota de tamaño natural custodiaba la tumba del primer emperador. Hace 2.200 años se creía que el Ejército de Terracota lo ayudaría a recuperar el poder en la otra vida. Cada figura está vestida de manera diferente, armada y tiene una expresión diferente. Es por eso que este extraordinario trabajo ha sido llamado la octava maravilla del mundo.