Antes de que se crearan los libros, como los conocemos hoy, se registraba información importante en las tablas, grabadas en piedra, se escribían en papiros de origen vegetal o en pergaminos obtenidos de pieles de animales, que luego se almacenaban en forma de rollos. El marco de madera, que unificaba partes de un texto más extenso y al mismo tiempo las protegía de los daños, apareció a finales del siglo VII. Durante siglos, escribir e imprimir libros, así como encuadernarlos, representó no tanto un oficio sino una forma de arte. Hoy en día, los libros se producen en masa, sin embargo, los volúmenes bellamente publicados todavía tienen un valor estético para sus propietarios. Es muy probable que los libros en papel sean suplantados por lectores electrónicos, pero por ahora se siguen publicando y leyendo los volúmenes tradicionales.
