La fresa de jardín se crió por primera vez en 1712 a través de un cruce de la fresa de Virginia y la fresa chilena. Actualmente, sus frutos son un manjar popular, cultivado principalmente con fines culinarios. Las fresas tienen un sabor delicioso crudas, con crema agria, yogur o azúcar, así como una adición a los postres: helados, jaleas y pasteles. También se pueden consumir en versiones secas: con pimienta, vinagre balsámico, acompañadas de quesos aromáticos e incluso en ensalada con huevos, jamón, pechuga de pollo, espinacas y rúcula. Las fresas son bajas en calorías, pero tienen muchas vitaminas y minerales, por eso el verano es la época en que se pueden consumir casi sin restricciones.