Se solía considerar que los dulces no son saludables porque contienen azúcar y jarabe de glucosa-fructosa, sustancias que favorecen el desarrollo de caries y obesidad. Sin embargo, los colorantes, emulsionantes y conservantes que se utilizan para enriquecer alimentos altamente procesados también pueden ser perjudiciales para nuestro organismo. Los aditivos artificiales que están destinados a mejorar la apariencia, el sabor, el olor y la consistencia de las delicias de los estantes de las tiendas pueden afectar negativamente nuestra salud, especialmente si los consumimos con regularidad. Algunas sustancias sintéticas del grupo E 100-199, que en la industria alimentaria se utilizan para teñir caramelos, contribuyen a problemas de hiperactividad, alergia y asma.