Los frutos secos son un tentempié sabroso y saludable y sustituyen perfectamente a los dulces. Aunque son bastante calóricos, todavía están llenos de nutrientes valiosos que normalmente se pueden encontrar en las frutas frescas. Tienen un sabor único y por eso son un aditivo indispensable para tartas, helados y otros postres. Es buena idea mezclarlos con frutos secos y aplacar el hambre con esa mezcla entre platos principales, especialmente durante los períodos de intenso trabajo intelectual o físico. Sin embargo, hay que tener cuidado si se trata de frutas confitadas, es decir, conservadas en almíbar. Son deliciosos pero se parecen más a los dulces que a las frutas saludables.
