La capital de Israel, Jerusalén, es reconocida por los seguidores del judaísmo, el cristianismo y el islam como un lugar sagrado. Sin embargo, una visita a la ciudad no debe limitarse a visitar numerosos templos y otros lugares de culto, ya que también es una oportunidad única para asociarse con la cultura del Medio Oriente. Merece la pena degustar delicias locales, como falafel, hummus, halva o shakshouka. Muchos turistas y peregrinos también deciden comprar especias originales, como el hisopo amargo. Za'atar es la mezcla más popular de especias aromáticas. La mayoría de los mercados y puestos callejeros se encuentran en el Barrio Musulmán.