Las frutas del bosque saben mejor cuando las comemos directamente del arbusto en un día soleado de verano. Coleccionar frambuesas, fresas silvestres, moras y grosellas es un lindo recuerdo de la infancia para muchos de nosotros, por lo que incluso en la vida adulta las compramos con entusiasmo en una tienda o en el mercado. Pueden ser ingrediente de tartas, compotas y otros productos dulces, pero también pueden ser un buen snack, sobre todo para las personas que cuidan su peso, porque contienen muy pocas calorías. Su sabor amargo se puede suavizar con arándanos altos ligeramente más delicados y otras frutas más dulces.